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Su corazón es escurridizo,
    pero tendrá que cargar con su culpa.
El Señor destrozará sus altares
    y devastará sus piedras sagradas.

Tal vez dirán: «No hemos temido al Señor,
    y por eso no tenemos rey.
Pero, aun si lo tuviéramos,
    ¿qué podría hacer por nosotros?»
Hablan solo por hablar;
    juran en falso y hacen tratos;
¡por eso florecen los pleitos
    como la mala yerba en el campo!

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